domingo, 6 de febrero de 2011

Comienza el juicio por el brutal asesinato de un joven y su abuela

El imputado está acusado de matar a puñaladas y prender fuego a su amigo Adrián Rivero y su abuela, quienes habrían fallecido sufriendo tormentos. Al ser prendidos fuego, todavía estaban con vida.
El próximo lunes, la sala penal de Concepción del Uruguay juzgará al único acusado del brutal doble crimen del que fueran víctimas Adrián Rivero de 23 años y su abuela Nelly Akrich de 88, en la madrugada del 16 de noviembre de 2009.

La causa que está caratulada como Doble homicidio agravado, tiene como acusado a Nicolás Martínez de 24 años, quien era amigo de Rivero, asesinado a puñaladas y quemado, al igual que su abuela en el domicilio de la mujer, ubicado en calle Ameghino Nº 31. El abogado de la querella, doctor Raúl Zavallo manifestó que “hay elementos suficientes como para que Martínez sea declarado culpable y se lo condene”.

El hecho
Los cuerpos fueron encontrados a raíz de un incendio que había sido desatado en la vivienda para ocultar el hecho. El cadáver del joven estaba en la cocina, en tanto que el cuerpo de la mujer se hallaba en su dormitorio. La autopsia reveló que Rivero presentaba 17 puñaladas y su abuela 7, además de quemaduras. Se llegó a Martínez tras la declaración de un testigo que lo vio en la esquina de la casa de Akrich y la posterior investigación permitió secuestrar en su casa algunos elementos que podrían tener relación con el crimen que conmovió a la ciudad. Fuente: (La Calle)


EL DOBLE CRIMEN
El 16 de diciembre, los bomberos, que habían concurrido a la casa ubicada en Ameghino 31 a raíz de una denuncia, encontraron dentro dos cuerpos carbonizados parcialmente, que luego se descubrió que presentaban numerosas puñaladas, y que eran en realidad lo que les había provocado la muerte. Luego fueron quemados y eso fue en definitiva lo que alertó a sus vecinos, que denunciaron un supuesto incendio, pues salía humo de la ventana de un dormitorio de la vivienda.

Tras la comunicación a la Justicia, llegaron al lugar la jueza de Instrucción Nº 1, Cristina Calveyra, junto al entonces jefe de la Departamental Uruguay de la fuerza de seguridad, Gerardo Losada, y los peritos policiales. La magistrada, al ver el panorama inmediatamente decretó el secreto de sumario en la causa y la intervención de Criminalística de Paraná. Tras las autopsias se pudo saber que alrededor de las 5 de ese miércoles 16 de diciembre le fueron asestadas 17 puñaladas a Rivero, mientras que Akrich sufrió siete puntazos. Posteriormente sus cuerpos fueron prendidos fuego.

En el lugar no había puertas ni ventanas forzadas y la puerta de calle estaba cerrada con llave, por lo que los peritos infieren que el o los autores de los asesinatos conocían a las víctimas, que les habrían facilitado la entrada, y es un detalle a la hora de intentar establecer el móvil del 'doble homicidio agravado por alevosía y ensañamiento'. En un primer momento, además, Calveyra había dicho públicamente que habían participado dos o más personas.

Sin embargo, el único detenido por el caso fue Nicolás Martínez, amigo de Rivero, y que el día en que fue apresado cumplía 24 años. La magistrada ya había ordenado con anterioridad una serie de allanamientos, uno de ellos, con un gran despliegue de efectivos, en el domicilio de Martínez, en Carosini entre 8 de Junio y Posadas.

Martínez había sido el primero al que le fuera tomada declaración indagatoria por Calveyra, la que tras el procedimiento en la casa de Martínez ordenó el secuestro de la computadora y el teléfono móvil del joven, en los que se habrían encontrado pruebas comprometedoras.

Mientras la Policía seguía con las diligencias, el sospechoso viajó a Colón, tras lo que fue denunciado por un familiar. Allí fue localizado por la Policía, logrando detenerlo a pesar de haber intentado huir. Un rato después fue trasladado a Concepción del Uruguay, donde quedó detenido e incomunicado en la Alcaidía de la Comisaría Primera, donde permanece desde entonces. Días después se transformó en el solitario procesado por el hecho.

La anciana era jubilada docente. En su carrera como educadora había prestado funciones en Federal y en la Escuela Nº 92 Tucumán, de Concepción del Uruguay. Su nieto cursaba la carrera de Acompañante Terapéutico del Profesorado de Psicología de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader)Fuente: El Miércoles Digital

Sin que tenga algo que ver con el tema tratado aquí en este blog hoy , es bueno escuchar un Juez Español con sentido común


Entrevista de Jesús Quintero al juez Emilio Calatayud Parte 1 de 3

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