VIVIAM PERRONE “La realidad es más cruda que la ficción” Mamá de Kevin Sedano, atropellado y abandonado en la calle, denuncia un cóctel de fiscales que no investigan, abogados mentirosos y jueces a los que las víctimas no les importan. Por Laura Di Marco El éxito de taquilla de Sin retorno, la coproducción argentino-española que protagonizan Leo Sbaragalia, Federico Luppi y Martín Slipak, reaviva, en algún sentido, la muerte real de Kevin Sedano, sucedida en 2002. En el film, igual que ocurrió con el hijo de Viviam Perrone, presidenta de la ONG Madres del Dolor –institución, creada en 2003, que agrupa a mujeres cuyos hijos murieron en distintos hechos de inseguridad en los últimos años–, un chico de 22 años (Martín Slipak) atropella a un ciclista y sus padres ocultan pruebas para encubrirlo. En su lugar, culpan a otra persona (Sbaraglia), que poco antes había pasado por el lugar y también había atropellado al ciclista, aunque sin dañarlo. En el caso real, Eduardo Sukiassian, asesino de Kevin –que lo dejó tirado en Avenida del Libertador, después de atropellarlo, igual que Slipak en la película– fue condenado a tres años de prisión efectiva. Pero ese mismo tribunal, que dos meses atrás lo había condenado, le otorgó el beneficio de la reclusión domiciliaria en noviembre de 2007. El caso de Kevin, que tomó temperatura mediática y contó con Viviam como protagonista clave en la investigación, tardó cinco años en juzgarse. “Y los que tenemos en la fundación tardan tres, mientras que en la película tardan sólo seis meses en dictar sentencia, lo cual sería ideal, pero no es real”, dice ella. Perrone explica que la impunidad es grande para las víctimas del tránsito en las calles de la Ciudad: “Hay además un cóctel de abogados mentirosos, fiscales que no investigan y jueces que te dicen: ‘Pero esta persona no tiene antecedentes penales, está estudiando en la universidad, ¿le vamos a arruinar la vida? Acuérdese de que, por más castigo que reciba quien lo atropelló, la vida de su hijo ya no la podemos recuperar’”. Desde la muerte de su hijo, Viviam debió acoplarse a marchas de otras mamás para reclamar justicia porque las víctimas de tránsito no lograban prender en la sociedad pos-2001, ya demasiado traumatizada por la proliferación de los secuestros extorsivos, los robos seguidos de asesinato y las violaciones. “Sentía que, en ese contexto, la muerte de mi hijo no le interesaba a nadie. Pero la sensibilidad parece estar cambiando ahora, teniendo en cuenta que el cine, al menos, empieza a reflejar el drama que, en la realidad, vivimos muchas familias.” En la Argentina mueren 20 personas en hechos viales, según cifras de Madres del Dolor. “Nosotros en la asociación no hablamos de accidentes de tránsito hasta no saber qué pasó. Preferimos hablar de hechos viales.” –¿Cuál es la diferencia? –Un accidente es evitable; un hecho de tránsito, no. Si yo estoy manejando, respeto la velocidad máxima y no estoy alcoholizada, y a una señora se le escapa un nene de la mano y yo lo atropello, es claramente un accidente desgraciado. Pero si yo estoy manejando borracha, pasé un semáforo en rojo o voy en exceso de velocidad, ya no podemos hablar de accidente. En la Argentina mueren muchas personas en hechos de tránsito, evitables en su mayoría. Pero a nadie le importa. –¿Qué dice de la forma en que se maneja en la Argentina? –Que esta sociedad tiene desidia y soberbia. Desidia porque no es posible que se haga tan poco, y que conmueva tan poco, la cantidad de gente que muere por día en la calle, y soberbia, por la impunidad sobre estos hechos. Tal como sucede en la película, nadie nunca cree que ese tipo de accidentes vayan a recibir castigo. Sin embargo, en la pantalla se muestra que un tribunal le da al imputado –falsamente, en este caso– tres años de prisión efectiva. Nada de esto sucede en la realidad. De hecho, de los 1.300 casos que acompañamos en la Asociación Civil Madres del Dolor, ni un solo caso caratulado como “homicidio culposo” recibió esa sentencia. Profesora de Lengua y Literatura Inglesa y mamá de otros dos hijos, de 13 y 24 años, Perrone se refiere también a Carancho, el film en el que Ricardo Darín encarna a un abogado corrupto que se dedica a sacar provecho de las víctimas de tránsito mediante los juicios a las aseguradoras. “Yo también tuve mi carancho, además del desgaste al que me vi sometida durante ocho años buscando pruebas y testigos yo sola”, afirma. –¿Cómo fue lo del carancho? –Cuando Kevin murió no tenía idea de nada. Contratamos a un abogado conocido de la familia, que resultó ser un carancho. Son estos abogados sedientos de dinero, que no les importa lo que hacen con tal de ganar. En mi caso, este hombre no sólo mintió para poder cobrar dinero por la muerte de Kevin sino que siguió con engaños para cajonear la causa penal y poder sacar beneficio de la civil. Como ves, la realidad es mucho más cruda finalmente que el film, que ya es fuerte en sí mismo. –De todos modos, usted logró convertir su caso privado en un hecho social y es posible que, a partir de la muerte de Kevin, se modifique la ley para endurecer la pena de los conductores que atropellan y escapan o que, peor aún, ocultan pruebas. ¿La política la ayudó o la usó? –La Casa Rosada usó mi dolor. Nosotros habíamos presentado un proyecto realizado por el abogado de Madres del Dolor, Claudio Mazaira, para elevar la pena para aquel que cometa un homicidio culposo y se fuga. Nos sacamos fotos un día, pero el proyecto quedó cajoneado. Me hicieron perder valiosísimos meses. Ahora hay un nuevo proyecto, que lo impulsa la senadora Nancy Parrilli (hermana de Oscar Parrilli, el secretario general de la Presidencia) y es probable que tome algo del nuestro. A nosotros nos interesa que la pena suba a siete años; hoy es de cinco, y antes era de tres. (NdR: la pena se elevó a cinco años después de la muerte de otra víctima emblemática de la inseguridad vial, Sebastián Cabello). –¿Llegó a tener algún contacto con los padres de Sukiassan? –Sí, en el juicio oral. Yo miraba a la madre y pensaba: “Pobre mujer, quizá no fue ella la que encubrió a Sukiassan; a lo mejor fue el marido y ella no sabía nada”. Pero después sucedió que los amigos de Kevin no recordaron bien los detalles del hecho, cuando declararon, porque resultó muy shockeante para ellos. Entonces, poco antes de prestar declaración en el juicio, los chicos me comentaron que tenían lagunas sobre lo sucedido, cosa común en los traumas. Y yo les aconsejé que dijeran la verdad, que fueran honestos sobre lo que no recordaran. Así lo hicieron. Pero resulta que, después, me entero que la familia Sukiassan festejó esa desmemoria en un restaurante. Entonces, pienso: yo no le quiero arruinar la vida a nadie; ahora la causa está en la Corte Suprema, que decidirá si Sukiassan vuelve o no a la cárcel a cumplir la parte de la condena que le resta. Y creo que así debe ser para que él y su familia que se den cuenta que hicieron mal. Sukiassan hizo mal en salir corriendo y ocultar las pruebas. Y también me di cuenta de que hay gente que es basura y no hay que tenerle lástima. Mi tarea es seguir buscando justicia. –Sabrá que Macri está impulsando el uso de bicicletas en la Ciudad, ¿podrá bajar la cantidad de muertos en la vía pública con esa iniciativa? –La verdad que no, creo que al contrario; el hecho de quitarle espacio a los autos para la circulación de bicicletas podría aumentar la cantidad de hechos viales. Eso se evaluará con la puesta en práctica de la medida. Pero, a priori, no me inspira mucha confianza. Fuente: nu- Noticias urbanas La realidad es más cruda que la ficción” |
lunes, 15 de noviembre de 2010
Viviam Perrone - “La realidad es más cruda que la ficción”
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